miércoles, octubre 21, 2009

El día del barbijo

Ayer, la Argentina del sufragio, vio con ojos de buena salud la presencia del último “boom” traído desde Paris: el barbijo. Dos días después de la muerte de Michael Jackson, un innovador en el tema del uso del bozal higiénico, varios pensadores de índole visionaria se han reunido para dilucidar, con el uso de la razón, la declaración universal del Día Internacional del Barbijo, y de esa manera contrarrestar a las mentes insanas que aprovechando también la muerte del “rey del pop” estarían dispuestas a instaurar en alguno de estos últimos días del mes de junio la etiqueta de “Día Internacional del…”

BUFARRÓN

Tarde. Me levanté tarde y sin ganas de ir a votar. Un sueño apocalíptico todavía me daba vueltas en la cabeza desde la noche anterior y me hacía pensar que el presagio para un nuevo día de sufragio cuasi nacional no podía ser bueno. Así que me vestí lento, (total ya me había despertado tarde), para evitar que me ocurriera algún accidente doméstico pelotudo que diera una cuota mayor de oscuridad a un día que ya había comenzado negro. Una vez cumplidos todos los requisitos de rigor, agarré un par de chirimbolos, el documento y me fui, obviamente en el auto porque ni en pedo iba a ir caminando y arriesgarme a algún accidente de tránsito. Total son pocas las personas que saben que yo no tengo registro. Primera imprudencia, y aquí hago un stop para comentarles que uno de los ensayos escritos en vida por el Turco Abdala proclama que cualquier persona que comete tres imprudencias en el mismo día es potencialmente un abusador de…

NIÑOS

La calle estaba atestada de pendejos. El sueño del pibe moderno es acompañar al padre o a la madre en uno de los días que más cagadas cometen los ciudadanos. Y esto también es según el estatuto de las cagadas de la modernidad. Así que como si fuera poco, también tuve que manejar demasiado despacio y en segunda, no fuese cosa que ocurriera un accidente y para colmo sin licencia de conducir. Las familias aprovechan para pasear mientras los más grandes emiten su voto. Madre o padre van vigilando que al nene no se le mueva el barbijo o no se lo haya sacado y lo este usando para llevar las canicas que en el bolsillo le joden. Por fin llego al colegio, pero tengo que bajarme del coche a tres cuadras porque a todos les parece oportuno votar al mediodía ahora. En la mesa hay poca gente por suerte, así que pronto la mina del barbijo se queda con mi documento. Pero esto de no poder verle la cara tampoco me gusta mucho. Por eso solo pienso en la boleta que voy a agarrar y guardar cuando me den el…

SOBRE

Pino. El sobre está hecho con celulosa de pino, vaya coincidencia. El “turco” siempre decía que los hacen así porque es lo más barato. Y también decía que el pegamento de arriba era moco, pero esa si que no me la creo. Igual ya está, ya le pasé la lengua para un lado y para el otro y después reforcé el vértice para que les costara abrirlo. Segunda imprudencia. Estuvieron diez días diciendo desde la TV que recomendaban llevar barbijo y usar voligoma para pegar el sobre. Pero resulta que en casa no hay voligoma, sino plasticola, pero tengo miedo de que se pegotee con la boleta y me impugnen el…

VOTO

Antes de meterlo en la urna siempre miro, no sea cosa que me sorprenda algún paparazzi o alguno de estos documentalistas modernos filmando su opera prima. Pero nada, hace años que mi cara no les convence a los productores. Al que parece que si le convence es al tipo que viene a preguntarme que “que mesa es esta”, pero como tiene una bufanda que le tapa la nariz no le entiendo nada, así que le digo “que?”, y el me repite que “que mesa es esta que está acá” y se ve que mi cara lo convence de dos cosas. En primer lugar le da la sensación de que no le entiendo nada, y en segundo lugar de que por más de que mi apariencia sea porcina, yo no tengo la famosa gripe, porque el tipo se destapa la cara y me vuelve a hacer su pregunta, bajando un poco el volumen de su voz, entonces ahí si, le digo, que es la cincuenta y uno cuarenta y nueve. Y mientras salgo del colegio me fijo si mi documento está sellado y firmado para no darme cuenta tarde, cuando ya esté en mí…

HOGAR

Esto de tener auto es contraproducente. Porque tengo el irrefrenable deseo de llevar gente, aunque sea desconocida. Y veo en la parada a mi vecina Hilda y a su hija Natalia, y después de dar una vuelta me decido a llevarlas a votar a ellas también, y aunque todavía no saqué el registro, es la misma imprudencia, así que no suma dos veces. Lo que si suma como imprudencia es enojarme con un policía cuando no me permite estacionar en una bajada para gente discapacitada. Lo miro como diciendo “justo hoy que es elecciones me rompes las pelotas” y parece entender porque me deja estacionar, pero la imprudencia ya está cometida. Entonces entro a otra escuela, a acompañar a Natalia porque a Hilda ya la dejamos y después la pasamos a buscar. En la misma mesa que ella vota encuentro a la mamá del Colo y la saludo (el “colo” dice que él es el único colorado, a pesar de que mi amigo Victor también lo es). Entonces espero, la piba tiene como quince personas adelante. Con tantas cosas que veo ya me olvidé del frío y también se me pasó que me dejé en el asiento de atrás del auto la…

BUFANDA

El colegio tiene tele. Todo el mundo habla sobre los votos y los no votos. Bien abrigados, los cronistas esperan noticias en los búnkers. Pero la gente no le presta atención a la caja boba. Una mujer sale de votar con el sobre abierto en la mesa más cercana. Primero le pasa un dedo untado con baba hacia un lado y repite el mecanismo con otro dedo salivoso hacia el otro lado. Entonces sí, cierra su voto y lo pone en la urna, mete la mano en la cartera, saca un envase con alcohol en gel, se refriega las manos y lo embadurna al hijo, que obedece a desgano. Esta vez me doy cuenta que el nivel social de los votantes de este colegio es mejor, porque no usan barbijos, pero si cuellitos, pañuelos arabes, shales, y todo tipo de cobertores de boca y nariz, pero esta es una forma fina de decirle al que pasa por al lado “no quiero ni que te acerques”, y parece que funciona, porque nadie se mira. Creo que es la primera vez que en una votación no me pregunto porque los milicos portan a sus espaldas desmedidas…


ARMAS

En la historia universal muy pocos son los que se dieron cuenta que lo que meten en las urnas es una bala de grueso calibre. A diferencia nuestra, los medios han usado muy bien los dos o tres cortaplumas que les dieron y es un éxito la venta de barbijos en todo el país. A esta altura me extraña ya que todavía ningún vendedor ambulante se haya dado cuenta del negocio que se pierde en actos como este o en los recitales o hasta en las canchas de futbol. Puede que sea porque los dueños de las farmacias son algunos entes poderosos. No se. Lo que si se es que tengo que manejar para ir a buscar a Hilda y volver de una buena vez a casa, que ya me estoy empezando a acordar lo que es el…

HAMBRE

Con un sanguche de matambre de pollo en mano ya estoy chateando con Mariana. Me está contando su experiencia en el voto y su odio por algunas clases de salivas malignas. Ella al menos logra sacar en claro que chupar el pegamento y pasarse tres veces el dedo por la boca y por el papel es lo mismo. En un segundo de no escribir ni recibir sus letras me quedo pensando como voy a contrarrestar a las mentes insanas que aprovechando la muerte del “rey del pop” van a estar dispuestos a no pasar por alto mis tres imprudencias y se dispondrán a instaurar en alguno de estos últimos días del mes de junio la etiqueta de “Día Internacional del…”

BARBIJO

Cosmos

Nadie te dijo porqué caíste justo acá,
que siempre hay más tiempo que vida,
que aunque no veas estás girando igual,
y que a veces la sangre no es herida.

No te contaron que había un bien y un mal,
que sos un punto flotando en el viento,
que ya está pago el aire que respirás,
y mientras tanto te vas descomponiendo.

Te creíste que solito naciste domado,
que esta bola de fuego nunca va a cambiar,
que lo que no ves no existe para nadie
que tocando el suelo no te vas a levantar.

Pero yo te digo que existe por ahí una puerta
para observar el cosmos de tu inmensidad,
y aunque seas un punto que no decide su vuelo
también sos una luz que puede iluminar.

No te avisaron que el barco se está hundiendo,
que lo que tienes es lo que puedas salvar,
que de un naufragio todos han venido,
y que a cualquier tesoro se lo lleva el mar.

Pero yo te digo que acá no hay seguro
que lo que hoy te empuja te puede frenar
y aunque esta milonga tenga todo pago
tené mucho cuidado que vienen muchos más.

Y también te digo que no hagas un pozo profundo
que lo del avestruz no es muy digno de imitar
salvo cuando deja sus huevos sembrando la tierra
esperando que la naturaleza obre por demás.

Eugenio

A Horacio De Cristofaro perdón,
pero no hay registro de que pueda
caber tanto altruismo en un escrito
de embergadura semejante...
Hola, Eugenio. No sé porque últimamente se me da por las cartas. Puede ser que por ahí ande rondando una musa epistolar sin que yo lo sepa. Lo cierto es que acá estoy, otra vez escribiendo una carta. Quizás una enmienda que tengo yo con la historia de nuestro país, o tan solo algo que quería contarte.
Siempre se debe empezar por el principio. Supongo que es la forma menos rebuscada de entender las cosas. Por eso esto es así. A vos te llevaron el el setenta y seis. Y digo te llevaron, y no lo que en verdad debería decirte, porque esta es una carta de amor y sería ajeno a tu persona que la manche con algo extraño. Por eso el “te llevaron”, supongo que para figurar que en la memoria de los que te quisieron vos habitás el mejor costado. Así las cosas Euge ¿puedo llamarte Euge? ¿Cómo te dirían tus amigos? Yo nací en el ochenta y uno, y salvo alguna cuestión metafísica o que de pronto yo empiece a tener motivos para creer en la reencarnación, nunca nos vimos. Ni siquiera cerca estuvimos de eso. Si vi un par de fotos tuyas, recién ayer, y tuve la sensación de que nos habíamos tomado unas cervezas juntos. Pero solo fue la ilusión de estar viendo a tu “yo” moderno, ese que tenés de anteojitos y pelo rapado.
No quiero que esto que escriba sea un golpe bajo, ni demagogia, ni partidismo. Yo soy el que soy y sobre todo de eso estoy muy contento. Y ahora quiero hablarte de eso. De lo contento que estoy, en especial, de haber podido conocer a Horacio, tu hijo. Vos y yo sabemos que si pudiera hablarte y preguntarte algo, lo primero que haría es intentar que me cuentes por que puta casualidad te salió hincha de Chacarita. Sería el comentario para romper el hielo, para ver tu risa, tus dientes bailar adentro de tu boca, y después si, ya preguntarte lo que urge, lo que ha sensibilizado mi cuerpo.
Ayer comí con él, tu hijo, y por primera vez me habló de vos. Conversamos de vos, juntos. Y sin pecar de oportunista, quiero contarte que el pibe que pudiste tener en tus brazos tan solo por diez meses te salió integro, con algunos pocos dobleces, pero entero. Y digo con dobleces porque se puede hablar con él de cualquier cosa, y él se amolda, y sobre todo escucha, pero no se rompe. Así como vos, que me enteré que cuando te preguntaron si estabas listo para morir, vos contestaste que estabas preparado para morir por tus ideales, en tu ley, a razón de otros que no conocías. Esas son frases que no me entran en el pecho sabés, y que hacen que llore sin saber porqué, aunque si se porqué te sacaron del medio. Y me pongo a pensar en mi viejo, al que no cambiaría por nada del mundo como le pasa a Horacio con vos. Pero sabés en que pienso, en que si vos hubieras sido el mío, solo esa frase me hubiese pagado todo este viaje, esta ilusión en la que estamos metidos y en la que nos quieren hacer creer que la felicidad es un imposible. No se porqué te digo esto, seguramente sea porque quiero darle esta carta a tu hijo para que él sepa que puede contar conmigo, que a mi también mi viejo me enseño a vivir por mis ideales y me dio la pauta para saber que estaría orgulloso de mi si decidiera morir por ellos.
Tu ejemplo fue alevoso, inmenso. No fue para nada egoísta. Habla de un altruismo que va más allá de todo. Hasta incluso del hijo que habías ayudado a traer al mundo hacía poco con tu compañera Liliana. Todavía no puedo entenderlo, y supongo que de eso se tratan los ideales, de cosas en las que uno cree y le sería muy difícil explicar a otro que lo ve desde otro ángulo. Supongo que también por eso se llaman ideales, porque son el obrar de las ideas, la puesta en práctica, el segundo paso.
Ayer no le conté a nadie de vos, quizás hoy lo haga. Pero ayer sentí que lo que tu hijo me había dado era un regalo a mi confianza, una enseñanza, una bolsa que puso en mi mano y que adentro tenía solo esperanza. ¿Hace falta algo más? ¿Adónde cabe tu vida? ¿Quién puede decirte que te han robado algo, además de tu cuerpo?
Pronto voy a ir a verte, o por lo menos a la baldosa que pusieron en tu nombre y de tu hermano Luis. Yo, dentro mío, se que no estás ahí, y no soy el único, pero se que tampoco estás en donde los inhumanos de siempre quisieron ponerte. Y acá, varios sabemos que inhumano es una palabra muy pobre para describir tanto horror, pero te repito que esta es una carta de amor, por eso esto. Cuando te vea seguramente te hable de mi idea de escribirte. Y créeme si te digo que es la primera vez que quiero que una historia sea mía, para mí, y para tu hijo. Y si puedo, si Horacio quiere, que los dos le contemos a todos como eras, que cosas te gustaban, que secretos habías aprendido en esos diez meses para que el bebé no llore, todo.
Y no quisiera cargarte muchas más tintas, por hoy. Te prometo que si algún día se nos ocurre soñar ser mejores de lo que somos ahora, por lo menos yo no me voy a olvidar de llevarte conmigo, porqué se que luchaste por eso. Nadie nos va a quitar tu cara ni cada una de las caras de los hombres y mujeres de este mundo que quisieron algo mejor para todos. De eso se trataba la palabra prójimo Eugenio, de todo eso que quisiste graficar al dar tu vida porque sabías que te iba a costar mucho explicarlo y que todos lo entendamos. Así lo sabemos unos pocos. Horacio se da cuenta porque se le llenan los ojos de lágrimas cuando dice tu nombre. Y eso solo puede suceder por lo mismo que te contaba, no le entra tanto orgullo en el pecho y tiene que sacarlo.
Solo quería escribirte este puñado de cosas que me pasaron, tan solo ayer, para que imagines que tan grande puede ser esta vida, como hubiese sido la tuya, si a mi se me ocurriese pensar que adonde vos te fuiste es adonde se van las cosas que nadie pudo comprar y por eso tuvieron que asesinarlas.

De bocinas y de agonías

Debe ser el tiempo de averiguar cosas. Debe ser el momento en que cualquier cosa en mi ser revienta de tal forma que no puedo eludirla. Debe ser. Y ayer nomás ocurrió esto de querer saber más sobre los saludos y la muerte, o más bien sobre las causas de estas dos cosas. Mariana Boero me contó la secuencia que desencadenó mi pensamiento. “Que lo vio a Gusty, de pasada, que él le tocó bocina, que frenó, que bajó la ventanilla del acompañante de su automóvil, que le propinó un beso mejilla como saludo, que se fue”. Eso es todo. Debe ser que con tan poco tengo la capacidad de crear tanto. Debe ser que mi imaginación está afinada en “RE” y la del común de los mortales en “LA”. O debe ser que simplemente no soy mortal. Debe ser.
La siguiente teoría es pura patología de una cabeza dañada, pero es fruto de la aneda de una charla por chat.


De bocinas y de agonías

El ingeniero Tristán Marsó, en el año 1898 fue el primero en investigar la analogía que podía presentar el ruido de una bocina con el saludo, y extrañamente, su búsqueda empírica transformó inversamente su hipótesis de teoría, ya que en vez de comprobar que la bocina es al saludo como la agonía a la muerte, solo llegó a la conclusión de que la bocina es a la muerte. Y aunque parezca una frase inacabada, así terminó para él.
Tristán se encontró con que los artefactos bocinescos de su época eran más bien cornamentas de animales ya difuntos, con forma de trompeta ellas, que constaban de una embocadura pequeña al comienzo por la cual circulaba el aire. Como el aire que luchaba por entrar en el cono era mayor que el que realmente entraba, dicha corneta producía un ruido estridente que oficiaba de alarma. Fue el primero en llamarlas bocinas, pero nunca se supo muy bien a que familia de palabras corresponde la etimología de la misma ni como fue que se le ocurrió llamarlas de ese modo. Lo que si se sabe es que el viejo ingeniero tenía un afán desmedido por comprobar empíricamente todo aquello que pensaba. Ya había logrado el teorema de porqué los perros prefieren árbol de circunferencias pequeñas antes que los de perímetro grande y también el porqué los protoaviones se caen en picada teniendo combustible de sobra. Así fue que un día salió dispuesto a comprobar que el ruido de bocina era señal de un posterior saludo, pero no lo logró. Es de imaginar que en aquella época no existían los semáforos y que el cruce de las calles era más bien una cuestión de cordialidad. Se conoce que don Argimiro, el carnicero del pueblo, aquel día venía en la carreta con su señora a grito pelado por que la madre de ella se había descompuesto y también venía dale que te dale con la bocina. El ingeniero no tuvo mejor idea que detenerse al escucharla y darse cuenta de quien la accionaba. Entonces levantó la mano para un saludo a distancia, pero el matarife no llegó a accionar los frenos o no quiso hacerlo y lo paso por arriba. Sería falso decir que el piloto no haya tenido la intención de detenerse para el socorro, pero comprobando que los gritos de su mujer por el desmayó de la madre eran más fuertes y viendo que mucha gente se acercaba a socorrer al atropellado, decidió seguir camino a la salita más próxima. Tristán nunca vio en vida su sueño realizado.
El segundo y más contemporáneo en querer comprobar este hecho fue el renombrado Obdulio Abdala, o “el gran turco”, como solían llamarlo antes de desaparecer. El fue el que le dejo todos los escritos de puño y letra a mi madre y tal vez no sepa que yo los haya usado para convertir todo esto en teoría fundacional de mi vida científica. Quizás no haya querido dejarlos en mi casa natal, pero pudo suceder que mi padre en escopeta lo hubiera amedrentado y haya tenido que darse a la fuga con lo puesto, o sea nada. El informe del turco tenía cuatro renglones y constaba de una sola hipótesis, pero estaba tan bien redactado que hasta hoy se piensa que es la teoría más formidable jamás enunciada. El garabato de la ilegible letra de Obdulio rezaba: “La bocina le es al saludo como la agonía a la muerte, porque no podría suceder de otra manera. Por cierto, es incomprobable que la presencia del saludo primero traiga aparejada una bocina dado que a la velocidad que transitan los autos hoy en día resultaría casi imposible que el conductor en cuestión comprenda que ese alzamiento de un miembro humano sea más un saludo que un acto aeróbico espontáneo”
Ahora bien, es mi misión porque se lo prometí a Mariana tratar de profundizar un poco en este tema, dejando en claro que no voy a realizar trabajo de campo alguno, dado que, en primer lugar, hoy, en Marzo de 2009, cualquiera toca bocina por cualquier gilada y sin sentido, y luego, está el antecedente del ingeniero Tristán Marsó y no quiero sufrir igual destino. O sea que haremos de cuenta que el siguiente es un profundo trabajo de campo realizado desde un cómodo escritorio, pero con una imaginación punzante y audaz para tales tareas.

EL SONIDO

Carlos Alberto “Charly” García dijo alguna vez que todas las bocinas del mundo estaban en escala de LA sostenido. Después dijo que en realidad eran todos los timbres del mundo los que estaban en esa nota, pero ante la imposibilidad de poder saber a ciencia cierta cual de las dos veces se encontraba en sus cabales, si existió esa vez, nos quedaremos con la primera premisa. Nótese que ya Beethoven había hablado de lo dulce que suena un La sostenido al aire, y lo había hecho con la palabra “dulcés”, que no existe, pero la usaremos para fortalecer nuestro argumento. Por consiguiente, una nota dulce, se corresponde con la necesidad de una comunicación, como el saludo. Por eso los grandes fabricantes de autos quizás hayan tenido en cuenta a Beethoven y no a Charly para fabricar sus bocinas.

NO CUALQUIER BOCINA

No cualquier ruido es causa de un saludo. Claro está que nadie puede elegir al azar el sonido que traerá aparejado la devolución. Es por eso que no entran en esta teoría las bocinas de los colectivos, que de por si se prestan para el saludo. Supongamos que uno está caminando por la calle y presencia el saludo de bocinas de dos colectivos: el primero con un tímido “tu, tu, tuu” y el segundo con un “tu tu tu tu tuuu, tu tu tu tu tuuuu, tu tu tu tu tu tu tuu” como estribillo de “la cucaracha”, obviamente serán muchos más los que levanten la mano ante este último sonido y caminen sacando pecho y como diciendo “yo conozco al que maneja ese bondi”. Esto es porque la música es claramente una festividad, y se presta para el saludo como para muchas cosas más. Por eso es que no se puede juzgar si es un saludo, y solo eso, lo que genera dicho sonido. Por consiguiente, el sonido que representa el saludo es el famoso “tu, tu”, cortito, estridente, si es posible con un dedo índice al frente del que maneja el vehículo, para que el bocineado se de cuenta de que el estímulo es para él. No entran en la misma bolsa el “tuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu la concha de tu madre” que sería más bien un “porque no te fijás por donde cruzas reverendo hijo de puta” ni el “tuuuu tuuu tuuuuuuuuu tuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu uuuuuuuuuuuuuuuu uuuuuuuuuuuuuuu uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu” que es el sonido de espera de un peaje, cuando la cola supera los diez coches y el estatuto de las cabinas dice que uno debe pasar gratis.

viernes, abril 17, 2009

QUIROMANCIA


Quiromancia ya es un hecho.
Es un hecho como que somos vencidos y todavía hay cosas por decir.
Es un hecho como que me gusta llegar a ustedes de alguna manera, aunque sea ínfima.
Es un hecho como que está a punto de entrar a imprimirse, a entrar a enroscarse, a moverse, a decirse.
Es un hecho como que creemos que estará a fines de Mayo disponible para todos y para nadie.
Es un hecho como que capaz podamos presentarlo con honores, en Junio, en el anfiteatro del hotel BAUEN, si se despeja el cielo.
Es un hecho, como mis ganas de seguir escribiendo.
Es un hecho como que tenemos que estar permeables para que las cosas nos atraviesen, porque está bien que así suceda.
Es un hecho como que a mi papá le fascina cada día más el helado (sobre todo el de "crema rusa") y quizás se le haya escapado alguna brillante idea para esta producción independiente.
Es un hecho como que Silvina Pacetti hizo una tapa increible, y seguro hará una contratapa bestial.
Y es un hecho como que Doña conce puso todo el resto, que contaminó el aire con su magia. Es un hecho como que está viva. Es un hecho como que vale la pena recordarlo todo.
Es tan solo un hecho.
Quiromancia.

martes, noviembre 18, 2008

Sueños de Papel

... ¿Qué era Botnia, alguno se acuerda?...
... ¿Era una planta carnívora?...
... ¿Para que fuimos a La Haya?...
... ¿Alguno se acuerda?...
... ¿Alguien sabe cuanta mierda gratis comemos por día?...
... Lo sospechaba...
... Preparen bien el culo, esto va a doler...
Catorce a uno es el resultado más abultado que jamás hayamos recibido son las palabras que ha usado mi madre. Nótese que siendo ella nacida en España, ese "hemos" es el punto clave de la cuestión. Pero agrega, claro que podemos decir que el arbitro holandés nos choreó y todo eso que se dice al perder un poco para querer justificar que los méritos del otro fueron menores a los de la Argentina. La verdad es que ni en el cinco contra cero recibido frente a Colombia en el monumental nos habían choreado tanto. Aquella vez fueron Valderrama, Álvarez, Rincón y compañía, que nos dieron un baile bárbaro, y si Bilardo hubiera sido el entrenador nacional, seguro en el entretiempo le decía a sus muchachos "... hagamos algo, tratemos de no darle la pelota a los de amarillo".
Pero esta vez fue todo muy distinto. Desde el resultado, trece la diferencia, hasta el trámite del encuentro (al parecer ganábamos uno a cero desde el vestuario). Y fue difícil. Porque no nos jugábamos la entrada al mundial, sino un lugar en el futuro. Futuro que ahora es negro, contaminado, lejano y desechable. Por supuesto que este porvenir no se trata de Argentina, ni de Uruguay siquiera, ni de ningún límite-frontera que tenga nombre propio. Se trata de nosotros, nosotros humanidad, nosotros destructores. Es verdad, somos cursis diciendo que estamos destruyendo el planeta para nuestros hijos y nietos, si no nos importa. No nos importa que la bomba despedace al de al lado y nos manche si ese lamparón podemos lavarlo, no nos importa que el mundo sea devorado por un monstruo enorme si justo cuando va a comernos se queda sin apetito. No nos importa. Entonces que podemos esperar de un par de tipos a millones de kilómetros que solo esperan que el daño exista para juzgarlo y poder dirimir sobre que un río contamine y nos meta aún más en este sueño eterno.
En la época de la última dictadura, los militares les decían a las familias de los desaparecidos que conocían el paradero de ellos. Los engañaban, les robaban todo, se quedaban con sus casas, los mataban. Todo era aparente. Ahora, alguien, para ganar tiempo, nos condujo a Holanda. Otra forma de dormirnos lentamente. En algún lugar del mundo unos científicos locos de esos de dibujitos animados preparan la nueva bomba atómica y es un gran somnífero. Ya la han probado con la Madre Naturaleza dicen por ahí. Es lógico. La naturaleza debe estar dopada, sino no permitiría tanto katrina, tanto tsunami, tanto desequilibrio "natural", y mucho menos esto último, que ya rebalsa del vaso, esto de que el hombre la rete. Que contamina, que no contamina, que soy la naturaleza carajo!, que no, que si, no, no. Que nos vamos a La Haya. Y lahaya no halla nada, qué van a encontrar. Por un lado hay mucho dinero en juego, por otro, el sentido común nos dice que viendo como esta este mundo, que lo jodamos un poco más nada hace. Pero ese no es el sentido común, o por lo menos no es el mismo de antes de la tercer bomba atómica. Y sino pregúntenle a José Pablo Feinman, o a Osvaldo Bayer, o a alguno de esos tipos que buscan constantemente el antídoto contra toda esta mierda de empresa del bostezo. Pregúntenles a ellos que saben. ¿Ah si? ¿Ya les preguntaron y nada dijeron? Entonces es más grave de lo que creemos, estos tipos hace rato que dejaron de escribir en papeles, desde que se enteraron que hasta los que se dicen ecológicos contaminan. Guardan todo en su cabeza porque ni cuando duermen están durmiendo.
Es evidente. Si a mi me entregaran la misión de terminar de dormir al mundo primero empezaría por estos seres y después no habría apuro por el resto. Y así, en poco menos de un año acabaría haciendo invernar, por tiempo indefinido a toda la humanidad. Quizás ya no quede tal período de tiempo y encima en diez meses hay otro partido. Dicen que los uruguayos están poniendo en forma a Francescoli, que con cara de bueno y mate bajo el brazo argumentará que no se ha hecho más mal del que ya existía. Las cámaras apuntaran a los jueces internacionaleszzzzzzzz zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.
Es hora de levantarse hijo, dormiste bien?

domingo, octubre 19, 2008

Mi fortaleza

Encargo de mi hermano Ale
para que los pilis le obsequien
a su madre en su día...
A Jesica Lema, en especial,
y a todas las madres que sembraron
en mi la semilla del amor.
Madre habrá una sola
y debe de ser verdad
porque si fueran muchas
no quisiera imaginar,
dónde pondrías tanto amor
y cómo ha de llenarse el vientre
donde sembraste tantos sueños
para que siempre esten presentes.
Tus manos son mis huellas
y menos mal que son un par
porque si tuvieras docenas
no me atrevería a pensar,
cómo serán tus caricias
y que poco sería el querer
cuando en las luces de tus ojos
veo el sendero hacia el edén.
Perdón por tanta desconfianza
debe haber algo superior
porque si es la naturaleza
no me quisiera despegar,
le debo tanto a tu belleza
que quizás dios te supo dar
para que alumbres la certeza
de toda mi felicidad.
Si este encargo es obsoleto
debe ser por ignorar
un buen poeta que tus besos
siempre me llevan más allá,
le digo esto al que me crea
y pongo en juego el corazón
cuando la LUNA es más hermosa
es cuando más vive el LEÓN.

viernes, agosto 22, 2008

Tuentiseben

27 años y siento seguir despierto...

- Despertate, dale, despertate.
- ¿Qué queréssss?
- Dale, dale.
- Ya estoy despierto ¡che! ¿Porqué tanto quilombo?
- Mira, vení, mira.
- Baja la persiana, dejate de romper las pelotas...
- Vení te digo, miralo. Dale.
- ¿Qué cosa tengo que mirar?
- Eso.
- ¿El sol?
- Si, si, eso.
- ¿Y qué tiene de novedoso?
- Que son las once de la noche...

martes, julio 15, 2008

Arcilla

Sí supieran que todo lo inventamos por ustedes...
Mujer según el diccionario,
el hada del sexo femenino,
la ternura, la caricia y el bestiario
de mi pluma que recorre mil caminos,
dama de los sueños de mis ojos,
calma para el mar de entre mis manos,
todo vientre de bosques de colores
la ilusión que nunca será en vano,
señora carcelera del perfume,
que las flores han regado en esos besos,
yo el idiota que acredito esta locura
por la savia que te brota de los labios,
madama de una lluvia que no empapa
seductora de las nubes y los vientos,
una llave que se abre desde el alba
sembrando este jardín de sentimientos,
matrona de las sombras de la noche,
suspira el corazón entre tus brazos
si el sol le hace arrumacos a la luna
tal vez pueda fundirme en tus abrazos,
mujer según el diccionario,
hembra si es rubor en mis mejillas,
tal vez el Dios se quedó corto
mezclando tierra y agua en esa arcilla.

Adestinado

Quizás desde España,
mi amigo George pueda leer
en estas letras las palabras que
cantabamos mientras jugabamos
a ser dueños de un mundo mejor...
Quizás desde algún lado,
todavía estemos a tiempo de algo...
... A por ello...
Voy a contarle a mi destino
de los lugares recorridos
de los amores que he perdido
y por que no de esta ilusión.

Y si este viento me acompaña
y tu ternura nunca calla
tendré la suerte de mi lado
podré embarrar todo el pasado.

Quizá la vista se me nuble
y nunca encuentre una respuesta
voy a doblar tu cruel apuesta
desataré mi libertad.

Y sin buscar muchos testigos
tan solo con unos amigos
te diré adiós fuerte al oído
porque la muerte hoy me ha seguido.

Verás que poco te he dejado
por eso estoy desesperado
buscando a ciegas mi perdón
más aún vencido intentaré.

Aunque no sienta ya tu voz
y el mundo caiga tras mi espalda
no olvidaré que me haces falta
en un lugar del corazón.

lunes, abril 21, 2008

Ahumados

NOTA PUBLICADA EN EL DIARIO CRÍTICA
21/04/2008. Eduardo Martín Vacelar.
Dado que el ahumado es una técnica culinaria cuasi milenaria, que consiste en someter ciertos alimentos a humo provenientes de fuegos realizados con maderas de poco nivel de resina, correría el riesgo de pasar por idiota todo aquel que no advirtiera que la propia naturaleza se ha cansado ya por fin de su mejor enemigo, el hombre. Y que mejor plan para deshacerse de él que devorándolo mediante este proceso, que además de darnos sabores suaves y hasta afrodisíacos, le sirve a la pachamama para conservarnos en buen estado de deglución por mucho más tiempo.
Todo aquel que no este al tanto de las técnicas de ahumación existentes, debería saber que este es el primer proceso de un trabajo de dos estadíos. Este actual, consiste en el ahumado en frío de los alimentos, donde la temperatura no puede sobrepasar los treinta grados Celsius y puede durar hasta noventa horas. Por eso, dadas las proporciones de alimento que la tierra quiere tragar, al parecer un sector amplio de la vorágine porteña, es decir, la argentina más recalcitrante, no es raro que toda la Capital Federal ya lleve mas de cien horas en dicho proceso.
Dentro de tres o cuatro días, con suerte, vendrá la parte en caliente y ahí habrá que agarrarse bien el culo. Porque las temperaturas pueden llegar hasta trescientos cincuenta grados Celsius y se corre el rumor que una amplia mayoría de las plantas de jardín de todas las casas del territorio argentino obrarían de kamikaze, auto-incendiándose para lograr un mejor resultado, ya que es sabido que la Madre Naturaleza no va a ahorrar sacrificios tratándose de nosotros.
Altos investigadores advirtieron que la única forma de acabar con este mal es sentándose desnudos sobre pastos silvestres ubicados a lo largo del país, para que de esa manera la naturaleza se desquite como mejor le guste de la barbarie que venimos cometiendo contra ella desde hace décadas. Solo faltaría ver si en verdad estos tipos son realmente sabios y cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a sacrificar el potus por la subsistencia de la especie. Otros trascendidos observaron que los voluntarios deberían ser muchos menos, si en vez de pastos, los que se ocuparan de la sucia labor fueran cactus.

jueves, abril 17, 2008

Carta inédita a María Victoria Mato

Soy de los que creen que el miedo nos paraliza, nos vuelve autómatas, sucios personajes capaces de reaccionar ante nada y ante todo. Y a veces tengo miedo, sabes...
Hoy tengo miedo de imaginar el día que no estés, y digo esto teniendo en cuenta la palabra físicamente, porque se que siempre vas a estar en mi ser. Se me ocurrió pensar que puede ser el día que te haya pasado algo, trágico, por así decirlo, algo de lo cual no pueda regresar ni regresarnos y que desde hace un rato me ha helado las venas.
Es que, verás, hace ya varios días que me pregunto como seremos en otras vidas, si es que las hay, o como será nuestro final en esta vida. No se, será quizás que ya he dejado de ser un poco humano, o no lo haya sido nunca del todo y ha causa del miedo me transformé en lo que ves ahora.
Solo quería decirte que sos de las pocas personas ante las que quiero seguir siendo tan vulnerable. A veces tengo la preocupación de estar volviéndome una maquina insípida, es que suele pasarme. Y por si fuera poco, extrañarte. Lo cierto es que creo haber estado enamorado de vos desde el mismo instante en que empecé a acariciar tu vientre, y hoy, al pensarte, me resulta hasta egoísta el intentar retenerte para siempre conmigo. Que loco, quisiera que seas inmortal. Como lo serás en mi recuerdo.
En verdad, no creo mucho en nada últimamente, solo en la sensación de que sigo respirando y que la fuerza que me impulsa a seguir creyendo es inmensa y aunque mi cuerpo es grande, no creo que salga todo desde ahí adentro. Pero sigue siendo verdad que el miedo sigue siendo el motor de todo, por eso a veces te necesito para quebrarlo, para mostrarle toda tu paz, tu sonrisa, la calma que rebalsa de tus ojos. Hace días que no encuentro nada de eso, nada para cambiar esta sensación. Sensación de ser el peor hombre sobre la tierra, sensación de no ser nada.
Espero la calma, toda calma que llega tras la tempestad. Debe estar cerca, hace tiempo esta rondando por aquí el huracán Maria Victoria. En el norte, allá en América boreal, ya lo están pidiendo, por eso formamos, nosotros los hombres, un grupo de rescatistas desesperados, aturdidos por las pérdidas que el temor nos ocasiono siempre, una alianza de rescate, de búsqueda. Consiste la misma en mostrarnos vacíos, morbosos, pesados y hasta dulces, para que este fenómeno siniestro, se sienta siempre en la necesidad de necesitarnos. O viceversa. O tal vez de nuevo viceversa.
Por suerte aun guardo mis recuerdos. Donde el miedo no llega. Ahí siempre seremos nuestros, tu mía y yo tuyo. El abrazo suele ser la eternidad misma. Yo espero te encuentres bien, por todo lo que te necesito, a pesar de tanto miedo.
P.D.: Que la vida me quite todo todo, que me de nada nada. Será porque todavía no se adonde vamos, pero se que sea donde sea, vienes conmigo, porque hasta del agujero más oscuro puede salvarnos tu luz.

viernes, marzo 28, 2008

Manantial

Frágil como el sueño desvanece al despertar
te miran estos ojos tan sedientos de tu luz
para que tu brisa al fin me ayude a despegar
y tus besos salven el gran peso de esta cruz.

Siento un manantial de jazmines en tu ser
hay un singular camino que quiero recorrer
cuando ese perfume se me impregne con tu piel
y sea esa voz lo único bueno en que creer.

Bórrame los miedos palomita de cristal
sana las heridas que sangraron sin parar
llévame en tu abrazo a curar todo este mal
no quiero morirme sin probar tu eternidad.

Amanece un rosedal de caricias en tu ser
con mil cicatrices que te duelen de ayer
pero de mi mano todo eso va a cambiar
si al final de cuentas bebes de mi manantial.

jueves, febrero 28, 2008

José

..."Es hora de despertarse querido... ¿dormiste bien?"
Acabo de terminar de leer el libro que escribió Matilde Herrera sobre la desaparición de sus hijos, nueras y yerno durante la última dictadura militar en nuestro país. Y la verdad es que no tengo sentido de ubicación, ni siquiera para imaginar como se siente estar tan cerca y tan lejos de todo al mismo tiempo. Cuál es el consuelo de una madre que se encuentra ante la encrucijada de creer que todo no fue en vano o preferir que nada hubiese ocurrido y tener consigo a sus hijos y nietos, todos juntos.
Me distraigo buscando en Internet algo sobre la vida de Matilde, que es la vida de José y aparece un cambalache de matildes herreras que me aburren, entonces vuelvo a pensar en aquellos años, en el tiempo que los jóvenes eran jóvenes igual que ahora pero en cambio tenían ese espíritu combativo que los mantenía en pie, aún sabiendo que el gigante que comandaban ellos era muy inferior al de sus adversarios. A la distancia, estoy convencido que la desigualdad era tan marcada que decenas de miles tuvieron que perecer para que todo emparejara. Es muy difícil pensar que alguien pueda llegar a matar por el solo hecho de ser distintos, avalándose en algún Dios o en la impunidad de un uniforme. ¿Qué tanto odio tiene que haber para no permitir que la dignidad sea el eslabón principal de la cadena de mandos? Mucho, seguramente mucho.
Con más de treinta años bajo la alfombra, los jóvenes de hoy vivimos en una democracia artificial y nos acostumbramos a la podredumbre. Y vivimos en este fingir cotidiano gracias a que hace más de treinta años nuestros pares de aquella época no se preguntaron si estar en el ojo del huracán era lo correcto. Solo estuvieron, porque creían en la revolución al igual que muchos ahora seguimos creyendo. Pero no en la revuelta de la Argentina de los años setenta, creían en todos los cambios que sirvieran a un camino mejor.
A cambio de eso, hoy vemos que el pueblo no está siquiera educado para recibir ese cambio y tiene miedo, o tal vez es que los que nos creemos tan revolucionarios no tenemos los huevos suficiente para hacerlo. Quizá sea un poco de ambas. Pero sigue siendo verdad que los jóvenes de la dictadura educaban al proletariado para prepararlo a vivir una sociedad más justa, más de muchos que de unos pocos. Hoy, a los pocos con privilegio de recibir educación, quieren adiestrarnos diariamente a la resignación. Aquellos miraban la obra del “che” Guevara como un ejemplo a seguir y en el siglo XXI la figura del revolucionario asesinado en Bolivia es la moda más triste de una burguesía que ni siquiera es eso.
Debe ser el miedo el que aplaca todo. El motor que ha manejado el mundo.
Mi viejo dice que los cobardes mueren eternamente y que el mundo es de los audaces, pero quizás nuestra memoria no quiera volver a vivir tanta muerte y dolor. Quizás nos conformemos con pensar que los treinta mil desaparecidos no tuvieron la posibilidad de elegir, que se los llevó un viento mejor, que se han ido al exterior de paseo. Y creemos mal. No hacemos nada por temor a lo que pueda pasar pero no pensamos en lo que ya pasa. Entre luchar y abandonar, verbos de un mismo destino, preferimos esto último, que es lo más penoso, porque partimos vacíos.
Cuántos quisieran tomarse una píldora y seguir dormidos en este letargo, despertándose día tras día sin recordar si en el pasado tuvimos esa posibilidad de elegir. Ahí está el error, dado que no existe poción alguna para extirpar nuestros miedos, no la hay. En cambio, cabe la posibilidad de que este se vuelva de su tamaño real creyendo que la esperanza es algo de este mundo.
Un río de sangre separa a los argentinos, dijo Ernesto Guevara alguna vez. Los niños jóvenes de ayer intentaron que ese río se estrechara, aunque actualmente miremos al horizonte y pareciera que esas aguas turbias no han de terminar nunca. Pero cómo vamos a conocer que tan lejos queda la otra orilla si no escuchamos las súplicas que brotan desde la tierra misma, y me interesa saber, cómo vamos a darnos cuenta cuando el otro no esté más si ni siquiera lo miramos cuando nos dice su nombre.
Me llamo Eduardo, pero de vez en cuando... José.
32 años es mucho tiempo...

martes, febrero 19, 2008

Dicen que dirán

Hay un camino para no morir, acostumbrado
Si pudiera creer que me vas a salvar, apostaría
Duele perderse sin poder mirar, a tu costado
Aunque me cueste la vida sin más, yo seguiría.

En busca del sol, ya no podrás mirar atrás
En el dorso de la vida siempre hay con quien luchar.
Por eso estaré, pregonando mi verdad
A este mundo sonámbulo que ya debe despertar.

Y si quieren soñar, yo les convido esta ilusión
Porque se que no hay abismos que nublen mi corazón.
Dicen que dirán, que alguna vez te traicioné
Pero mi voz será bandera cuando nada siga en pie.

Hay un sendero para no fingir, adormecido
Si pudiera tener tu mirada al andar, que importaría
Duele sentirse parte de la historia, casi vencido
Aunque me cueste morir sin más, te salvaría.

lunes, febrero 11, 2008

LA TRISTE HISTORIA DE ABEJITA (reverso de una historia infantil)

FRAGMENTO Capítulo I
A mis sueños de redención, a saber:
Jazmín, Bianca, Luna y León.
Ahí lo tienen...
Y como olvidarme del Milagro que me espera...
... algún día.
III
Él es amo de tu vuelo
y es señor de las alturas,
el sol que brilla en el cielo
quién creó en mi la hermosura.
Dejame que hable con él
le diré que mueres de tristeza
y que solo si eres libre
volverías a ser tan bella,
son tan dulces tus palabras
pero con él no funcionan
nunca nadie lo tocó
te quemaría si se asoma.
IV
El no puede hacerme daño
te repito, soy un sueño y vuelo alto
le diré que de no soltarte
lo asesinaré en el acto.
No quiero que discutas
solo dame las "buenas suertes"
que si me quiere acabar
debe estar dispuesto a su muerte,
yo no puedo impedirlo-corazón-
pero nadie jamás regresa
hace unos días atrás se despachó
con el León de entre la maleza.

lunes, febrero 04, 2008

Derlis, el buffetero

Está mal, terriblemente mal escribir sobre uno. Pero peor está que una historia que merece ser contada se pierda por un simple capricho. Por eso es que aunque esté tan mal hacerlo, igualmente voy a escribir todo lo que he venido pensando. La historia a continuación ocurrió hace más de diez años pero está grabada en mi memoria como si hubiese sido ayer. Supongo que será por los años felices que pase adentro del club o tal vez por la gloria que me cargué aquel día sobre los hombros. La mía y la de mis compañeros de equipo.
A los doce años, como la de cualquier chico en aquel entonces, mi vida entera pasaba dentro del club de mis amores, el Lomas de Lugano Social Club. El Lomas era una institución de barrio, bastante modesta, que allá por el año cincuenta o setenta había sido la ilusión de un par de tipos que querían tener un lugar para estar, en principio. Con los años el club se fue llenando de gente y la ambición lo llevó a formar categorías de baby fútbol para salir a competir por toda la capital federal y aledaños. Cuentan que los primeros años fueron duros, pero que poco a poco el club fue tomando color y nombre hasta vivir su época de oro a finales de los ochenta. El barrio ya tenía instituciones legendarias como el Club Belgrano, que posteriormente tomaría el nombre de Atlético Lugano, el clásico rival, el Ideal y Yupanqui, entre otras.
A los doce años, yo era un gordito corpulento y habilidoso que cumplía los roles de delantero en la categoría ochenta y uno, que a poco tiempo de tener que colgar los botines no había sido nunca campeona salvo unos años atrás en unos juegos barriales. El equipo estaba casi en su mayoría muy bien armado pero la suerte no nos había ayudado nunca a sortear ciertas cosas que nos parecían inentendibles. Podíamos con la misma facilidad empatarle a Parque Social Club, como hicimos en 1993 jugando de visitantes, en un recordado 3 a 3 que fue emblemático porque fue uno de los dos puntos que el club trajo a casa luego de la visita, pero también podíamos perder con el último, contra todos los pronósticos, jugando muy mal y siendo ampliamente superados. Era así, no nos lo explicábamos nunca.
Ese año, el noventa y tres, nos mantuvo en la pelea por el campeonato hasta la última fecha en que lo perdimos por un solo punto, pero como si eso fuera poco, también nos vio trepando muy alto en la prestigiosa Copa Challenger, que antaño se jugaba por clubes y el Lomas ya la había ganado, pero en ese momento se disputaba por categorías.
El día nefasto para el buffetero Derlis había que ganar o ganar, no quedaba otra. Dependíamos de nosotros mismos. Ganando, seguíamos, y todos sabíamos bien que obteniendo esa copa, ya no habría excusas para que nadie dijera que jugábamos muy bien pero nunca habíamos ganado nada, ya que dicho torneo, equivalía a ganar el torneo Policial y el de A.F.I.C. juntos durante varios años. Pero el rival era Racing Club, que de local nos había ganado cuatro a cero sin despeinarse.
La categoría estaba comandada por una dupla desde hacía un año. Mi tío “tono” era el que gritaba desde el banco de suplentes y Felipe Belvedere lo hacía desde atrás del arco. Era así, siempre. Mi tío decía que yo era hombre de segundo tiempo, de entrar a los cinco minutos de la segunda etapa y aprovechar el cansancio de los contrarios para hacer lo mío. Felipe, en cambio, creía en ponerme algodones empapados en las fosas nasales para que jugara los cuarenta a como de lugar, aún cuando a veces era evidente que estaba caminando la cancha. Quizás porque tono gritaba más, casi siempre yo salía al banco, esperando mi momento que siempre llegaba. Una sola vez, el pulga y yo habíamos estado todo el partido sentados en el banco y el equipo jugaba en cancha con un jugador menos como represalia hacia nosotros dos por haber faltado a la cita el día anterior con un partido clave, un año antes. Mi tío recibió todo tipo de críticas ese día que el equipo perdió por goleada con las dos figuras en el banco, pero se las banco como un señorito. Nosotros que nos mirábamos sentados, sabíamos que por primera vez estaba bien.
Racing dominaba, como en el partido en el que habían sido locales. Pero en vez del tres a cero del primer tiempo en cancha de ellos, esta vez era un dos a uno cerrado, en el que ellos jugaban mucho mejor y tenían la pelota, ganándonos dos a cero ya a los diez minutos, pero que nuestro cinco Daniel Cheloni había acertado un terrible cabezazo proveniente de un lateral que el arquero ni había llegado a ver, por eso el dos a uno a los cinco de terminar los primeros veinte. Pero, por desgracia, en el último minuto, y dado que el partido se desarrollaba con ellos abalanzándose hacia delante, llegó el tres a uno y nadie se sorprendió. Mi viejo que ese día estaba en la cancha, miraba. Siempre estuve seguro que él sabía que yo podía ser tranquilamente titular, pero jamás lo escuche decir una palabra a ninguno de los técnicos que tuve, aún cuando la gente cantaba mi nombre desde la tribuna.
El primer tiempo terminó tres a uno y a todos nos pareció un precio barato. En la caminata hacia el vestuario ya todos lo habían visto a Felipe embeber los algodones y se sabía que me venía para la cancha inminentemente, y que mientras marchaban los dos primeros minutos del segundo tiempo yo iba a quedarme a un costado de la cancha calentando para entrar. Ese entretiempo fue distinto por la llegada de Derlis. Por lo demás, todo fue normal. El gordo tono diciendo que sigamos apretando, que estábamos jugando bien y que nos faltaba suerte, que tengamos paciencia. Felipe poniéndome casi hasta la frente los algodones y cacheteándome la cara mientras me decía que haga lo que yo sabía. Entonces entró el buffetero, Derlis, que tenía a su hijo varón Fausto jugando en la categoría y que era el cambio obligado por mi cuando los algodones se mojaban. Venía a decir que había pizza gratis para todos si ganábamos y pasábamos a las semifinales. Jugaba con el resultado puesto, porque sabía que era casi imposible ganar, pero desconocía por ser muy nuevo en su puesto atrás de la barra, a los famosos caballeros de la mesa chica.
Los caballeros de la mesa chica, se podría decir, eran el “tano” Perico, Alfredo, el “gallego” Lito y en alguna época también Silvio Mercuri. Esos tipos simpáticos parecían disfrutar extorsionarme cuando sabían que era inminente que el equipo necesitaba una dosis extra de algo. Para ellos, ese algo era, lógicamente, la posibilidad de sobornarme con algún tentempié a cambio de goles. Algo así como le sucedió a Martín Palermo después con el Villarreal de España y los tan nombrados jamones, a mi me sucedía en el Lomas con comida chatarra. Entonces se acercaba el tano y me decía que el pancho y la coca estaban esperándome si la metía. El gallego retrucaba doblando esa misma apuesta pero por cada gol que yo hiciera, y así, los cuatro, de algún modo ofertaban algo para ver si mi zurda se hacía eco de sus palabras. Por supuesto, rara vez les fallaba.
En ese momento, perdíamos tres a uno, pero después del pitido final nunca volvería a ver a tanta gente comer gratis hasta el día que le dijera chau al club un año más tarde. Efectivamente, cuando iban tres minutos del segundo tiempo, en un lateral sonó el silbato desde la mesa central y el árbitro autorizó el cambio. Entonces anotó el número once, que yo siempre había llevado en mi espalda por el siete, que era el del pulga y que a mérito de los técnicos, había hecho menos por quedarse en cancha que Fausto. Entonces la orden era que cambiáramos de punta, que yo iba por la izquierda, como siempre, y él por la derecha.
Los algodones me habrían el pecho de par en par y a los seis minutos de haber entrado, a los nueve del segundo en un corner en contra en el que quisieron jugar con el arquero para sorprender, el que los sorprendió fui yo que me había anticipado a la jugada y ya corría después de hacer pasar la pelota por al lado del guardameta y salir en velocidad por el otro costado para definir antes de que el balón se fuera por el fondo. Lo cierto es que el toque posterior a la avivada había salido fuerte pero alto y le había dado tiempo a un defensor más veloz que yo que estaba cubriendo el arco muy rápido y que llegó a tocar el esférico con la mano para evitar el gol. Cartón amarillo y penal, que había que patearlo. Los gritos del tano Perico se escuchaban desde todo el club, empezaba a agitar a la gente para que grite mi nombre. Y sin duda era su voz tan tartamuda como todos los días. Un puntazo de zurda bien alto y esquinado puso el partido dos a tres y con once minutos por jugar. Los ecos de los gritos habían llegado hasta el buffet, y el de la apuesta, que escasas veces miraba el partido desde la tribuna, ya había abandonado la barra y miraba el partido desde la escalinata un par de escalones por debajo de mi viejo.
El tres a tres llegó también muy rápido después de un rebote que nadie se animó a correr y que yo que no tenía nada que perder porque estaba casi fresco alcance a rematar al segundo palo. Iban doce minutos, ya empezaba a sentir los síntomas de la escasez de aire después de los dos piques pero el partido y la gente se animaba. El que no se animaba, era el buffetero Derlis que ya empezaba a mostrar la palidez en su rostro y había entrado, no se si a preparar las pizzas o a esconderse. El viejo Alfredo y Perico se hablaban y me gritaban cosas que a veces no entendía, pero sabía que hablaban de sándwiches, cocas y esas cosas. Mi tío tono me pedía tan solo un poquito más y Felipe me preguntaba como estaban los algodones todo el tiempo. El grito de la gente era ensordecedor y las estrofas del “los colores verde y blanco que jamás olvidaré... dale campeón... dale campeón” tapaban hasta el silbato del árbitro.
La jugada del cuatro a tres llegó y fue sí, de punta a punta, producto de mi astucia. Felipe le decía todo el tiempo a Gustavo, nuestro arquero, que me buscase de arrastrón, y salvo que yo le hiciera alguna seña de que no, la pelota llegaba medianamente limpia para que la jugara e intentara armar algo. Lo cierto es que mi marcador y varios más se habían dado cuenta después de los dos goles, que yo estaba agrandado y que era la carta de la victoria, entonces me habían puesto a un solo hombre dedicado a mi que era como una estampilla que sentía todo el tiempo pegada a mi cuerpo y que casi ni me dejaba recibir cómodo para empezar a jugar. La única que quedaba era esperar la pelota y abrir las piernas en el último instante dejándola pasar por debajo y esperando que el rival copiara mi movimiento mientras yo salía por detrás a buscarla. Y así ocurrió. La pelota pasó y cuando empecé a girar alrededor de mi marcador sabía que la redonda seguía camino y que mientras corría hacia el gol, el arquero comenzaba a achicar el rectángulo a sus espaldas. Pero por defecto de casi todos los arqueros en la ambición por cerrar espacios, ninguno achica sus piernas, entonces resultó fácil hacer pasar toda la circunferencia de cuero por debajo de sus piernas y con dos caños hermosos conseguir una parcial victoria a un minuto del final, la comida de la apuesta y el pasaje a la semifinal que sería nuestra última ilusión, después de dos partidos increíbles contra La Salita Social y Deportivo, empatando de locales cuatro a cuatro con dos goles personales, utilizando la táctica de entrar a los veinte cuando muchos están ya cansados, pero perdiendo de visitantes en uno de los mejores partidos de mi vida en el que el gol que convertí no alcanzó a igualar los dos que habían convertido ellos.
El pitido final fue una alegría para todos menos para el buffetero. Incluso su hijo festejaba la victoria y palpitaba la cena que íbamos a recibir. La gente me abrazaba, mi tío me palmeaba la espalda, y eso para él era como decirme que “la había gastado”, Felipe me pedía que me siente con los pies para arriba para tomar aire, pero yo estaba bien. Seguro con una de las cocas en la mano que le había birlado al tano y esperando a que nos cambiáramos para sentarnos a comer en las mesas del club. Los años han hecho que muchos detalles se perdieran.
Pero esa comida debe haber sido formidable. Porque todos hablaban de los tres goles y de la gran noche que había tenido el gordito que llevaba la casaca once de color verde con una "V" blanca. Si hasta el referí me había felicitado ese día. Yo estaba sentado en una de las sillas como descreyendo que todo lo que decían hablara de mi. Todos comían, hasta mi primo Luciano que lo seguía a su papa a todos lados estaba en la mesa.
Seguro que fue lo más cerca de la gloria que llegamos a estar. Después llegaría el turno en casa que mi viejo contara ante la pregunta de mis hermanos de forma medida lo bien que había jugado y los tres goles. Derlis apoyaba las pizzas sobre las mesas con mezcla de felicidad y de resignación. El tano Perico tenía la sonrisa dibujada en la cara y fiel a su costumbre compraba gaseosas para todos los pibes del club, y con su inconfundible voz de tartamudo lo miraba al buffetero que jamás volvería a realizar apuestas y me decía, que-qu-que sa-sabe es-es-te e-edu.

lunes, enero 28, 2008

Pequeño adelanto pequeño!


Dicen los que ya estuvieron husmeando algo, que en realidad es casi nada, que esto a continuación podría tomarse como un adelanto, un comin sun, como lo llaman los yanquis. Pero ya no se.
Lo que si se, a parte de que al igual que Sócrates no se nada, es que más o menos por acá va a andar la tapa del libro que espero publicar para Diciembre, a más tardar. La idea es sobre algo que me revolotea la cabeza hace mucho tiempo, con respecto a si la sangre es o no indeleble. Cuestión de apreciación no? Bueno, aunque es seguro que tenga algunas modificaciones, mi amigo del alma y del sur, Leandro Brevi, hizo esto para ir viendo la cuestión de las manchas que no podemos evitar.

Desde ya, gracias Tano!!!!!! Te jodo menos de lo que me gustaría, pero está claro que con el mouse sos mas capaz que yo con la birome en la mano. Y como somos dos aves rapaces y de alto vuelo, ya estoy pensando en que futuristicamente podriamos llegar a hacer algo juntos. Te juro que no le dije a nadie que vos sos precoz, te lo juro!

jueves, enero 24, 2008

Buscado (más muerto que vivo)





De nuestro corresponsal. Asunción. Paraguay.



Esta es la última foto conocida del "turco" Obdulio Abdala antes de su desaparición. Se sabe que no resultó muy bien la cirugía estética que le practicaron en Ohio, hace unos años; y que el había llevado una fotocopia blanco y negro del bello Bradd Pitt, pro el médico decidió a último momento que Charles Bronson tenía más onda. Cualquier noticia sobre su paradero, por favor dejar un mensaje en esta página o llamar por teléfono al Dr. Abrevaya Dios, hombre de ciencia si los hay. Hay un hermano preocupado y los otros ni se enteraron. La recompensa es jugosa.

viernes, enero 18, 2008

Sístole

Colo, si hay que sufrir, que solo sea por amor...
...si morimos es porque amamos...
... y amamos justamente por eso, por no ser inmortales...


Como ruega el viejo dicho
por dentro va la procesión
y con la piel van las heridas
que pintan de negro el sol.

El destino no es verdad
bastaría que entendieras
que toda el agua que tocas
no se estanca aunque lo quieras.

Comprendí que siempre es tarde
solo si esta sangre no arde
pero mientras duela y crezca
la mañana será nuestra.

Que digan que soy un bicho raro
porque no entiendo el temor
el Lucero una vez me dijo
“de sufrir que sea por amor”.

Si el camino se hace andando
pero muriéndose a la vez
he de caminar penumbras
hasta que me quieras ver.

Si preguntan en el barrio
a mi me llaman ilusión
soy el sueño que hace frágil
y más humano al corazón.

sábado, enero 12, 2008

Tristemente solo o viceversa

Un hombre está sentado solo,
junto a él, la tristeza hace de amiga,
lleva sus ojos entreabiertos,
ella está esperando que decida.
Él piensa que será mejor marcharse
e inmolar el dolor que lo desnuda,
es una margarita comenzando a marchitarse
y no hay más primaveras que lo abrigan.
Quizás fuera mejor no decir nada
pero ella ya está harta de ser llanto
quisiera ya dejar de ser tristeza
aunque por esta vez dure el encanto.

Que nadie pueda apagar tu luz
que jamás puedas perder pisada,
dijo al hombre que está solo
la mujer que debería sonar amargada.

Que el sueño te devuelva la verdad
que tus manos ya no tiemblen al pensar
que fue fácil llegar a tocar el cielo
y ya no hay más escaleras para bajar.

El hombre sigue triste a pesar de,
y la tristeza sigue sola con su piel,
el tiempo deja heridas que no sanan,
si puede volverse agria hasta la miel.
Entonces ella entiende que es intrusa
que allí con él sentada esta de más,
no hay nada peor que a quien marchita
regarlo con el agua de la soledad.
Cuando la tristeza ya esté lejos
se sentará tranquila a esperar
que alguna otra alma en pena haga fuego
la única llama que avivan las lágrimas.

Y que nadie se atreva a apagar mi luz
que nunca se borren estos pasos,
escuchó la tristeza sin querer
decir a un hombre como yo que iba de paso.

Que el sueño me devuelva la esperanza
y mis manos ya no entorpezcan al ver
que cada par de ojos es un nuevo cielo
que van a escampar las nubes al creer.

sábado, diciembre 01, 2007

Otro mañana

Un día va a salir el sol
como alguna otra mañana
cuando aparece por el este
ignorando que estoy sin vos.
Un día va a gritar mi voz
cuando llegue a estar curada
y se aleje de la peste
que enterró a mi corazón.

Y digo un día por no decir hoy
por tratar de no encontrarme
caminando por el abismo
y a un paso de la perdición.

Un día ya no va a llover
como espero que suceda
cuando mis ojos se cansen
de la tornmenta alrededor.
Un día voy a desaparecer
que encontrarme no puedan
y el cazador llegue al fin tarde
con mis pasos a un sitio mejor.

Digo ese dia por no decir hoy
que mi alma está en veremos
transitando laberintos
y a un paso de la desolación.

Un día que seguro es hoy
voy a atravesar montañas
aunque solo lleve a cuestas
mis dos manitos llevando mi fe.
Un día que ya comenzó
como cualquier otro mañana
vi en el cielo un sol que invita
a levantarse y morir de pie.

domingo, septiembre 23, 2007

Así nunca les gustarán las matemáticas

Dos mil millones de dólares va a costarle financiar a los Estados Unidos el principio de esta guerra en tierras irakies. Pero solo es el principio, unos cuantos miles de millones más se irán con el tiempo. Esa cifra, la primera, es mucho más de la que necesitan algunos países de África y América del Sur para alimentar a doscientos mil niños pobres y sin recursos durante un año. Es la plata que cobran un millón de obreros en países como Argentina, Brasil y Bolivia durante ese mismo año. Y ni que hablar de algunos países más pobres de Asia y de África. Doscientos mil es el número de casas que se podrían construir en cualquier parte del mundo con ese dinero, y si lo multiplicásemos por el número de integrantes de cualquier familia tipo que es cuatro, son ochocientas mil las personas que gozarían de un hogar. Pero también podríamos pensar en las cuatro mil universidades que se construirían con toda esa plata, o en los casi mil hospitales totalmente equipados que se podrían hacer, o si queremos la cantidad de remedios para enfermos del virus del Sida o de otras enfermedades terminales que podríamos comprar. La imaginación puede ser infinita al pensar en tanta plata y aún así superar la infinités.
Miles de operaciones se podrían realizar en todo el mundo, y solo la mitad de todo ese dinero hubiese sido un bello principio para volver a llenar de árboles todo el Amazonas, que en algún lugar de la historia fue ni más ni menos que el pulmón del mundo. Me gustaría terminar aquí y no tener que decirles que otras diez guerras se podrían haber evitado con ese dinero. Diez. Lo que significa la vida de millones de personas inocentes. Diez. Lo que nos costaría levantar todos los dedos de nuestras manos. Tan simple como eso.
Sin embargo, siempre hay un sin embargo. En este caso, el pero sería que a este país no le alcanza con ese dinero para destruir a enemigos que se han ocupado de crear y adiestrar previamente y lo han hecho gratis, sin pedir una sola moneda como recompensa por ser tan bondadosos. Porque intentan financiar algo que les traerá todo ese dinero, el de los primeros años de educación, el de la emancipación y el que invertirán en toda esta guerra petrolera. Todo esto volverá más los intereses de todos esos años.
Pero nunca. Jamás de los jamases, podrán olvidarse, aunque deberían hacerlo, que una derrota vale más que mil victorias. Y aunque ellos hayan permitido tal desastre, todavía siguen sin darse cuenta que ni siquiera todo el dinero del mundo les devolverá a su gente la seguridad que perdieron en una tienda de baratijas, por unos pocos dólares, un par de locos fanáticos y algún que otro cuchillo de cerámica.

Sembraré

Remolonea el sol en la catrera
porque todavía, dice, es muy temprano
para encender la primavera
que haga jardín hasta el pantano.

Cuando la noche ya se muera
y ya no broten de tu voz más pimpollos
despiertame en tu verde pradera
para poder fundirme en tus ojos.

Septiembre gris borra tus pasos
que ya es el día de las rosas
si coleccioné tantos fracasos
fue solo para verte más hermosa.

Las espinas serán siempre el sendero
por más que te hieran la memoria
y no hay dolor mas verdadero
que el que hace fuerte nuestra historia.

Que haya más besos que jardines
para sembrar mi endeble corazón
para que quiero yo más jazmines
si Dios puso en mi pecho su mejor flor.

sábado, febrero 17, 2007

UNA FIERA ESPERANZADA ... casi anagrama de feria de una esperanza. (breve fragmento)

I

El mundo no va a durar por siempre. Va a acabarse algún día, ya lo dijo Nostradamus. Esa es la predicción más triste que ha salido de mi cabeza para ver la luz. Que el mundo deberá acabarse. Por eso es que he empezado a escribir todo esto a la ligera, casi sin pensar lo que diré, y en parte también quizás, sin decir lo que en realidad iré pensando. Solo escribo con la certeza de que este montón de hojas, letras, símbolos y puntos se irán al tacho también cuando el mundo se acabe. Escribo por eso. Para matar el tiempo libre y para ser más eterno que mi cuerpo putrefacto. Porque en este preciso instante debo estar dominado por una estúpida ilusión de creer que las palabras pueden sostener lo que quede de mundo cuando ya nada lo tenga en pie. Escribo también para no tener que estar cinco minutos frente a un pantalla con la pija dura y masturbándome mirando un par de tetas. Si en cinco minutos puedo escribir un párrafo de diez o veinte renglones con más o menos sentido uno que otros, para cuando tenga el volumen de un libro respetable, habré ahorrado alrededor de trescientas pajas. Y bien sabemos que con trescientas pajas se hace una escoba. También hace falta un alambre y un palo bien duro. Pero debo empezar por recolectar las pajas, y puedo decir que esta es la primera, o las dos primeras, porque estos veinte renglones y pico me han llevado doble trabajo. El de escribirlos y el de no pensar en tocarme por la necesidad de aprovechar de otra manera mi tiempo. Ni mejor ni peor. De otra manera.
Creo que empecé a ser una fiera cuando tenía diez u once años. Estaba en la hora de catequesis escuchando porqué Dios era el camino de la luz, la verdad y la vida cuando mi maestra se agachó a buscar el señalador que marcaba sus trazos preferidos de la biblia. Entonces dobló todo su cuerpo dejando las piernas sin flexionar hasta que una de sus manos dio con el cartoncito y por entre la blusa asomaron dos bolas de carne tan tiernas y tan apetecibles que tuve el deseo de correr y tomarlas entre mis manos y morderlas. Mi pantalón de sarga se levanto desde detrás del calzoncillo creo. Ella se llamaba…. Creo que aquí es donde empiezo a escribir sin decir lo que en realidad estoy pensando. Es que quizás ella lea esto alguna vez. A su marido no va a gustarle saber que mi primera eyaculación virtual fue pensando en las manzanas que dio el señor a ese árbol llamado mujer. Ahí junte mi primer tamo. Y es el único que cuando estén las tres centenas ubicadas seguirá brillando más que todos. Porque marcó el camino de la ferocidad en mi ser. Porque primero fui fiera pura. Después, mucho después llegó la esperanza. Ella se llamaba, imaginemos que cereza, y era una mujer que podría tomar varios caminos. Si uno la hubiese visto caminando por la calle, podría decirse que era una mujer. Si en vez de eso me la imaginara en la cama fumando después de, podríamos pensarla como la mujer. Si la pensara como la antítesis de la María del antiguo testamento, creería que esta ya era en ese entonces y mucho más hoy en la distancia muy mujer. Si la comparara con mi paja ciento veinticuatro diría: ¿mujer? Pero para haber sido la primera vez que sentía todo mi cuerpo temblar y contenerse ante la imagen del dios clavado sobre el pizarrón, supongo que estuvo bien, aunque más bien estuvo pensar que podría haberse llamado Cereza. Creo que rimaría muy bien si el tema del poema fuese mi primera dureza, que dio a luz a mi fiereza, y no encontró la esperanza, ni la rima de la danza, que sí nació con la añoranza, muchos años después, en mis tiempos de bonanza, cuando pude por primera vez, justo debajo de su panza, sembrar su tierra fértil con mi lanza. No puedo decir su nombre.
No debo decirlo. Y es notorio darme cuenta que el deber y el poder nunca se parecieron tanto. Porque sé que debo escribir y puedo hacerlo. De hecho creo estar haciéndolo. O puedo pajearme y arruinarlo todo. O como mínimo pegotear todo el teclado. Tal vez deba pajearme ahora. Pero antes debo terminar lo que pueda. Y lo que no pueda lo deberé y lo pagaré con pajas, que para este capítulo acotado de la historia serían como pagarés o cheques de terceros. ¿Cuánto le debo a usted señora? ¿Tres pajas? ¿Las prefiere las tres en la boca o como es que las quiere distribuir? ¿A usted le debo una señorita? Pues verá, no fue un buen día de trabajo hoy y no podré pagarle. Me agarra seco como quien dice. Lo que debo no es exactamente proporcional a lo que puedo, o mejor dicho a lo que pude cuando mi segunda pajita. Fue cuando tenía nueve años y monedas. Antes que la primera en tiempo cronológico, pero no en tiempo real. Verán, el tiempo sincrónico es el que sigue el día y la noche cada veinticuatro horas. El tiempo real es el que siguen los hechos significativos de una vida. Pues puede ser primero ser padre que perder la virginidad, según la importancia y la persona. Por eso es que después de nacer, he acomodado los sucesos de esta manera. Primero cereza, después esto. Se que todavía no he contado de mi nacimiento, y quizás no lo haga tampoco. Si mi padre algún día se atreviese a hablar de tanto, quizás diría que en su milésima paja me hizo a mí. Pero como en este caso, la fiera que se esta domando frente a una computadora y con un procesador de texto soy yo, iré acomodando los hechos a mi gusto. Algunos se darán cuenta cuanto callaré y otros cuanto mentí. Es indistinto. Callar es mentirse a uno mismo y la mentira tiene el mismo valor de proporción que el silencio. Antes de seguir, quiero aclarar que por cada vez que pierda el hilo de la conversación que venga manteniendo, tengáis ustedes la piedad de perdonarme esas tocaditas. Pues si aparecen diez o veinte renglones desperdiciados, no penséis que fue para regar el aire. Puede que se trate de esos párrafos escritos con una sola mano mientras la otra no podía escribir. O de la vulnerabilidad. Porque creo que la única diferencia entre el poder y el deber es la vulnerabilidad. La ausencia de una de las palabras es vulnerable a la existencia de la otra. Y aquel recuerdo del que quiero contar me enseñó el significado de la palabra vulnerable.

martes, febrero 13, 2007

¡ÚLTIMO MOMENTO! DIOS ES UN FORRO

La iglesia argentina ha lanzado a la calle hace momentos un libro de educación sexual destinado a los padres, que intentará muy rápidamente ser impuesto como obligatorio en todas las escuelas primarias del país. Después de tantas pujas y luego de casi tres años de querer hacerlo, los principales religiosos del país han logrado hilvanar las ciento cincuenta páginas que posee el libro y se cree que en menos de un mes ya estará al alcance de todos.
Expertos en la materia han informado que, al parecer, el book no incorpora nada nuevo a las enseñanzas que los padres cada vez menos conversan con sus hijos, pero lanzó una innovadora revelación y esto se debe a que proclama a Dios como el mejor de los preservativos. Para entender esto no sería necesario leer el libro, ya que la iglesia hace mucho tiempo que proclama no estar a favor de ninguno de los anticonceptivos y si a favor del hambre en el mundo. Consecuencia directa del no uso de los métodos preventivos de embarazo y enfermedades graves. Así se explica porque últimamente, ciertos emisarios responsables del señor, como fanáticos dedicados a la disciplina, han estado intentando guiar de forma más ferviente y más personal a niños que aparentemente han perdido el rumbo.
El mandamiento número once, que no existe, como quizás tampoco existan los otros diez, pero si existiesen, diría que la mejor forma de mantenerse alejado de enfermedades de transmisión sexual, de los hijos no deseados y de la tentación a la carne, sería la castidad pura y la proclamación de Dios como único portador del amor eterno. Como decíamos antes, Dios sería un forro. Y según lo que dicen, el mejor.

LA TRISTE HISTORIA DE ABEJITA (reverso de una historia infantil)

fragmento CAPÍTULO I
I

Ayer soñé que era una abeja
correteando entre las calas
buscando a la más hermosa
para cargarla sobre mis alas
y entre tantas flores bellas
una por demás brillaba
que increíble verte aquí – le dije,
ni siquiera te esperaba
nadie aguarda lo imposible – contestó,
y escóndete acá en mi vientre
si mi dueño te encontrara
te mataría con solo verte.

no te asustes princesita
soy un sueño – dije inconsciente,
y esas cosas no se matan
viven con uno para siempre
nadie más que yo quisiera
creer que eso fuera cierto
pero el es tan siniestro – sabes,
que inundaría hasta el desierto
nadie tiene tal poder
y si lo tiene no le temo (que lo sepa)
dime dónde es qué está él
¿quién es ese ser supremo?

domingo, febrero 11, 2007

EL PECADOR CONSTANTE

No me mire de esa manera señor juez, si usted sabe mejor que nadie de lo que le estoy hablando. No me observe como si fuese un fenómeno. Le estoy diciendo y lo repito sin temor, que he nacido veinte veces y otras tantas he vuelto a morir. ¿Y usted me dice que quiere cadena perpetua para mí? Pues eso, señor juez, es lo mismo que usted me mandara a hacer masajes en la espalda.
Sabe… cuando el italiano melenudo se confundió de indias y llegó aquí, a América, yo tenía cuatro años y vi como violaban a mi madre repetidas veces delante de la vista de mi padre y presencie también como lo mataban, al igual que a todos los jefes de la tribu. Entonces ¿de que soy culpable? ¿De haber odiado a los españoles y morir con tanto odio adentro y no poder vengarme? De eso no soy culpable, y no estoy tampoco loco como alegará mi abogado. Hitler mató a millones y nunca nadie lo culpó ni tuvo juicio alguno en su contra. ¿Y a mi van a encerrarme por no ver a un pibe, del cual ni siquiera sabía su existencia, por veinte años? Hágame el favor de no hacerme reír demasiado su excelencia.
Yo he muerto en un accidente de tránsito, me he encontrado con mi yo veinte años más viejo y lo he asesinado. He visto la misma playa sin excepción, durante diecinueve años todos los días y ni así pude escaparle a la muerte. Así que ahórrese todo su desfile de gente en ese estrado. Todos ellos diciendo que era un tipo normal, bueno, sano y de repente ¡saz!, me volví un frenético. Es mentira. Verá usted, que siempre fui muy cuerdo como usted, que piensa con razón, y eso está a la vista.
¡No señor! He vivido detrás de un espejo imitando las estupideces ajenas durante años, he oído de un sheriff que borró del mapa a miles desde un juego de play station, ¿y usted quiere encerrarme? Hágalo. Me cortaré las venas y volveré a morir y a nacer si es necesario. Sufrir es algo que he hecho siempre. No acabará tan fácil. Volverán a decirme loco y nada cambiará. Pero claro, es lo más simple, mientras tanto la iglesia sigue matando gente impunemente, pero sus matanzas se llaman “misiones” y sus asesinos a sueldo “misioneros”. Mientras tanto, algún imbecil sigue queriendo abolir a toda la raza, querrán arrancarnos las uñas para hacernos hablar, porque el silencio los vuelve débiles. Igualmente moriremos desangrados en hospitales, y fingiremos que nunca vimos una mosca en nuestra sopa. Y los jueces que lo sucedan en su cargo, igualmente no entenderían.
Le hacen creer que estoy insano su señoría. Insano por haber sido hábil y aprender a leer el futuro en manos ajenas, por dejar morir a un ángel que ya no podía cuidarse ni a si mismo, por haber echado por la borda mi vida por los demás. Sí soy culpable. De mis veinte muertes soy culpable. Pero no puedo evitar nada de eso, como no puedo evitar los subtes, como no pude evitar toda una vida sin recuerdos, ni evitaré más muertes, ni que ella sea sensible a las tragedias que ve por televisión. Solo soy culpable de vivir, pero más miedo a esa culpa le tengo a estar muerto. Sufrir, no querer volver a nacer, son cosas a las que me acostumbre, aún sabiendo que nadie tiene tantos pecados como para padecer tantas veces. Lo cierto es que nunca me escapé del castigo. Sí eso es de lo que me culpan, mátenme de una buena vez y para siempre, que de eso soy y seré siempre culpable su excelencia.
En cuanto a lo otro, todo lo que leyó el muchacho ese de anteojos que ni pegándole unos bifes le podrían borrar esa sonrisa, de todo eso, no me hago cargo. Hablen con el barbudo de arriba, él tendrá que darles una respuesta más cómoda para esta situación, de paso pregúntenle porque nadie lo enjuicio por mandar morir a su hijo. Todo eso si lo encuentran claro, porque me dijeron que hace ya un tiempo que vive obsesionado con una escultura de barrio que empezó a moldear a partir de una de sus costillas.
¿Y yo soy el que está loco? Él nos hizo a su imagen y semejanza, el muy fanfarrón.

viernes, diciembre 29, 2006

CARTA DE DÍA DE REYES

Viejo: Por dejarme intentar caminar tus mismas
huellas, y por hacer que todo sea más fácil. Nada
de este mundo me va a quitar tu voz...
Mi boca ya no quiere hablar
por eso mis manos cuestan la historia
de este ser tan anormal
que hizo estragos en mi memoria.
A veces me cuelgo a pensar
que ojalá viva eternamente
para que me pueda guiar
como lo hizo desde el vientre.
XXV inviernos me dió
y un millón de primaveras
porque en sus manos el calor
hicieron del frío una hoguera.
Infinita es toda la ilusión
que ha sembrado con su calma
regandome el corazón
hasta que rebalse mi alma,
en el planeta donde nació
vive combatiendo el mal
pero a mi me prohibieron decir
que mi viejo es superman.
Mi mirada me la heredó
todo lo otro se lo robé
porque él es mi sueño mejor
para mantenerme en pie.
Intenté aumentar mi fe
para el mar partir en dos
soy devoto de su religión
porque es mi único Dios.
No me estuve portando bien
por eso no voy a reclamar
si te acordás de mi Papá Noel
solo dejamelo disfrutar.
O dejame aprender de él
y abrazarlo unos años más
porque está viejo para volver
y se merece morir acá,
a los reyes les quiero escribir
pero no hay pasto suficiente
por eso me conformo con ver
que pida tres deseos como siempre.
... adelanto de cumpleaños viejo... sin palabras...

VESTIDOS Y ZAPATOS

Vieja: Por todos los vestidos y zapatos que te prometí
alguna vez y todavía no cumplí, y por el vientre que
llenaste de algodones alguna vez para esperarme...
Soy iluso porque sueño
volcando aqui algo sencillo
para quien supo ser en mi
la estrella que rebalsa brillo.
Mientras escribo para vos
un ángel vuela a paso lerdo
me dice que no olvide que
entre tus brazos soy eterno.
Soy soldado de tu amor,
con el crecí y me hice fuerte,
es un tabique para el dolor
y un gran escudo a tanta muerte.
No estoy a salvo de tu voz
la necesito como abrazarte
para llenar mi corazón
y estar más libre de extrañarte.
Yo no hago apología
no es un día el que celebro
si tu risa y tu mirada
laten siempre aqui en mi cuerpo.
Adonde quiera que me vaya
donde se acabe el soñar
espero no marcharme solo
que no me falte tu mirar.
Yo se que no llevamos nada
desde esta vida al más alla
quedará en mi el recuerdo
que aliviara tu despegar.
No soy un ícono de nadie
soy solo un hombre de olvidar
quizás no sirva de homenaje
pero lo escribo sin pensar.
Porque nadie te pintó
ni se animó a cantarte
por no verte con mis ojos
o por no tener que amarte.
Lo escuché hasta estar harto
que el viejo es el más querido
pero vos sos mi mamá
el milagro por quien vivo.
Ya no puedo escribir más
se me inundan las pupilas,
ojalá mi pluma pueda
sanar todas tus heridas.