martes, marzo 22, 2005

MANTEL DE FLORES

Detesto los gatos.
Pero más detesto a los inoportunos.
No me gustan los manteles floreados
desde que volcaste mi rojo vino
sobre los geranios aquel otoño.
No se porque escribo,
si no me gusta hacerlo.
Creo que porque menos me gusta
no hacer nada al respecto.
Y al respecto quiero hablarte.
Al respecto de los gatos,
los malditos inoportunos,
los manteles y la escritura.
Nunca te dije que yo maté al felino
aunque no haya sido adrede,
fui yo quien confundi el balanceado
con el veneno para ratas.
Si supieras con que emoción
digirió aquella última cena,
como si supiera despedirse.
Un inoportuno,
porque habías quedado en responderme
si aceptabas que nos casemos,
para cumplirle el sueño a "mamá",
pero el llanto te bloqueo
saco lo peor tuyo y te hizo lejana,
y no solo olvidastes los anillos
sino que dejastes por un mes casi
el mantel con malbec del 97
y no reparaste en nada.
Ni siquiera en el papel que cortaste
para regalarme tus últimas líneas,
"No sos vos, soy yo, necesito riempo."
fue lo único que dibujastes en la hoja,
pero antes la cortaste, la quebraste
justo por la mitad. La boleta del gas.
Y ahora estoy enmarañado acá,
odiando todo lo que te extraño,
en medio de una cola de horas
porque se me ocurrió alegrarte
y alimentarte el gato,
pero me equivoqué,
porque recién me despertaba
de una larga siesta de lluvia
y el animal no supo sobrevivir.